martes, 31 de julio de 2012

Victor 01


Capítulo 01

Hermione soltó un gritito apenas audible cuando oyó el ruido de golpear un cristal.

Tanto ella como Victor dirigieron sus miradas hacia donde venía el ruido, que había roto aquel silencio.

- ¡Oh! - exclamó Hermione llevándose una mano en la boca... No es posible...

Durante breves segundos, le pareció ver una figura junto a la ventana, puño en alto. Luego, un resplandor rojizo, y la figura desapareció.

- Es mejor que me vaya ya, ¡se ha hecho muy tarde! - dijo Hermione, echando a correr hacia la torre donde aguardaba su mullida cama, y seguramente una legión de chicas deseosas de hacer demasiadas preguntas.

Victor abrió la boca para decir algo, pero se contuvo. Sólo observó cómo la ninfa se escabullía en la oscuridad, con la estela de su pelo flotando al viento, que soplaba suave trayendo el olor del bosque.

Y silenciosamente marchó hacia el barco de Durmstrang, reposado en el lago.

Hermione subió con tiento las escaleras a sus habitaciones, después de sorprender a la señora gorda coqueteando con Sir Cadogan, la cual le abrió la entrada mirándola con expresión turbada mientras el caballero servía vino en sendas copas de cristal de las que estaban bebiendo.

Cuando abrió la puerta de la habitación, se sorprendió al ver tantas caras soñolientas mirándola.

Imaginaba que le harían un intenso interrogatorio, pero no pensaba que todas las chicas de su curso estuvieran interesadas en ella.

Bueno, mas bien en Victor Krum.

Generalmente habían miradas de odio acompañadas de cuchicheos y susurros, pero sus pocas amigas la miraban con afecto, aunque tambien con envidia.

Una chica alta, delgada y con el pelo largo hasta las caderas se dirigió a las demás chicas:

- Está bien, es ya muy tarde, y todas necesitamos descansar. Aunque os murais de ganas de preguntarle, es mejor que os vayais derechas a la cama, y mañana ya podreis hacer esas preguntas -

- ¿Y quien querría preguntarle algo a esa adefesio? ¡¡Lo que queremos es decirle a esa cara de rata que deje de una vez a Krum, o le echaremos una maldición!! - exclamó una chica regordeta, pecosa y con cara de cerdo.

- ¡¡O un Crucio!! ¡¡O convertirla en un apestoso ratón aprovechando esos dientes salidos que tiene!! - dijo otra mirándola con asco

Y entonces todas empezaron a discutir, gritar y enumerar diversos encantamientos de los que el centro era Hermione.

Incluso se oyó algún Avada Kedavra, y se estremeció al pensar en el-que-no-debe-ser-nombrado, y en el inmenso dolor que les regalaba a sus víctimas.

Estaba exhausta y la cabeza le daba vueltas, sólo quería meterse en la cama y dormir.

- ¡¡Bueno, basta ya!! - dijo la chica, haciendose oír por encima de las otras voces.

- ¡¡Dejadla en paz, ella no tiene la culpa!! Además, ¡¡si Krum la ha eelegido es porque no se parece en nada a vosotras, estúpidas chismosas!! -

Las chicas la miraron con odio y suficiencia, algunas continuaban lanzando insultos crueles, y la chica que acababa de hablar alzó su mano derecha, con la que empuñaba su varita.

Siseó unas palabras y un respalndor verdoso empezó a emanar desde el suelo, la espesa cabellera ondeaba y crispaba por el embrujo, y sus ojos centellearon maliciosamente divertidos, y suspendidas en el aire empezaron a delinearse las figuras serpenteantes de unas grandes cobras.

En todas las caras se dibujaba el mismo sentimiento : estaban pálidas de miedo y respiraban rápidamente, con dificultad.

- Y ahora - continuó la chica parsimoniosamente - si os vais de aquí no sucederá nada. Y no creo que querais contarlo, a vuestra casa no le conviene perder punto alguno por vuestra culpa... ¡¡por ese comportamiento de arpías!!

Las chicas la miraron con ojos brillantes de rabia contenida, y la mayoría también observaban con preocupación y miedo a las serpientes suspendidas en el aire, que esperaban cualquier paso definitivo para librarse de la magia y atacar.

Atropelladamente unas a otras salieron de la habitación y cada una se dirigió a su cama, refunfuñando entre dientes y deleitandose en venganzas imaginarias.

- Gracias - dijo Hermione, exhausta, y cerrando los ojos, se dejó caer en el camastro. - Buff, ha sido un día muy largo... Me muero de sueño... -

- Pues entonces te dejaré dormir tranquila. ¡¡Mañana nos vemos!! - dijo alegremente la chica.

- ¡Espera! ¿Cómo te llamas? ¿Y porqué me has ayudado? - preguntó Hermione recostándose en la cama...

- Me llamo Gayla, y suelo pasar desapercibida ; es normal que no sepas quién soy. Y no me gusta para nada como te tratan esas niñatas. No se merecen que nadie las mire. En cambio tú eres una buena chica, aunque a veces no guste tu faceta de estudiosa. Así que me alegro de que Victor Krum salga contigo. Bueno, te dejo dormir... Y, ¡¡mañana me lo cuentas todo!! - dijo guiñándole un ojo.

Luego, abrió la puerta y desapareció tras ella. Se oyeron sus suaves pisadas y al poco tiempo desaparecieron...

Hermione se quitó la ropa lentamente, con los ojos entrecerrados, y la dejó sobre su mesita de noche. Sus amigas se habían quedado allí, quietas, y se metieron en la cama sin hacer mucho ruido, las dos en una misma cama...

Y cerraron los ojos, pensando en que al día siguiente podrían hablar con Hermione con mucha más calma.

Muy de tanto en tanto se oía el ulular de alguna lechuza, y con los ruidos de la noche se abandonaron a un placentero sueño...



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