miércoles, 1 de agosto de 2012

Amore Mío 3



Aquellos hombres empezaron a seguirla, silbando y gritando palabras inexplicables... pero con un tono inconfundible.

Nerviosa, miró a su alrededor, intentando encontrar un escondite seguro, o la mejor forma de escapar de allí.

- Hola, bonita! - exclamó a su espalda uno de los macarras, cogiendola del brazo y atrayendola hacia él. Su acento era claramente extranjero, pero aún así le entendió perfectamente. - Ooooh, ¿has llorado? ¿Te sientes sola? No te preocupes, nosotros te haremos compañía... y te alegraremos la noche... ¿ verdar que sí, chicos?

Dibujó una sonrisa horrenda en su cara, y los demás rieron a mandíbula batiente, secundando al desgraciado y empujando a la muchacha hacia una arboleda que bordeaba el extremo opuesto del puente.

- ¡Dejadme en paz! ¡Qué os creeis que haceis? - espetó Makino, asustada y envalentonada a la vez.

- ¡ No puede ser que te dejes vencer por esos desgraciados ! ¡ Por favor, no desfallezcas ahora, ¡ no puedes ! - se gritó a sí misma, con la voz temblorosa, a lo que los chicos respondieron con sonoras burlas, tirándola al suelo.

- Mamacita... no te preocupes, esto te hará sentir muy bien, ¡ya verás! - canturreó uno de ellos, soltandose la melena greñuda que había llevado atada a una cinta, y sacándose la camiseta mugrienta, se tiró sobre ella, que empezó a gritar con todas sus fuerzas.

- Noooo! Déjameeee! DÉJAMEEEEEE! - aterrorizada al notar cómo se bajaba con prisas los pantalones con una mano mientras que con la otra empezaba a magrearla.

- AAAAAAAAAAAAAAHHHHHH! - gritó aún más alto, removiendose como una fiera, intentando escapar de allí.

- ¡Cállate! - le arreó un bofetón uno de ellos, mientras otro le sujetaba las dos muñecas para inmovilizarla.

- NooooooOOoooOOooooOOooo! - gritó abruptamente, sollozando, odiando a aquellos desgraciados apestosos, y a Dômyoji por no estar con ella en aquellos momentos.

Amore Mío 4



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