miércoles, 1 de agosto de 2012

Severus





























Severus! - llamó alegremente la joven morena, que echó a correr hacia él en cuanto le vió.

Se echó en sus brazos, colgandose de su cuello y dándole un beso en la mejilla.

Niña! Estate quieta! - la reprendió Snape, divertido.

Eeeeesqueeee... - suspiró la chica - te echo tanto de menos! - y se volvió a apretar contra su pecho.

Severus, con algo más de color en las mejillas, sonrió tímidamente, mirando a diestro y siniestro para comprobar que estaban realmente solos, y, apresandola en un abrazo, la besó en el cuello, haciendo que la criatura se estremeciera.

Ronroneó como un gatito, buscando sus labios y besándole.

Mmmmmhh... - gimió ella al sentir sus besos.

Al poco se separaron, y la chica le miró a los ojos detenidamente.

Prométeme una cosa! - exclamó Severus la miró con curiosidad, asintiendo con un gesto de la cabeza.

Quiero que siempre estés conmigo! - susurró en voz baja, algo avergonzada.

Snape sintió un escalofrío al oírla quiso asentir, pero, por alguna extraña razón, sintió que jamás podría cumplir aquella promesa.

Se limitó a besarla, atento a la pequeña lucecita de alarma que restallaba en su cabeza.

Molesto, cerró los ojos con fuerza, abrazándola, sin querer pensar en el futuro cercano que lo aguardaba...



No hay comentarios:

Publicar un comentario