miércoles, 1 de agosto de 2012

Amore Mío 4



Tsukasa corría como alma que lleva el diablo.

El corazón se le estaba partiendo, y un mal presagio avanzaba por sus entrañas... tenía que encontrar a Makino YA!.

Corrió, y sus pies volaron sobre el asfalto, como si un imán le llevara hacia un lugar determinado.

Y de repente, escuchó sus gritos.

- ¿MAKINO? - los alaridos venían claramente de un costado, parecía ser desde unos matorrales en donde creyó ver movimiento.

Enloquecido, corrió hasta allí, y de un salto salvó los obstáculos arbóreos, encontrandose un grotesco espectáculo... que hizo que la sangre explotase en sus venas, como si un volcán hubiera erupcionado en su vientre.

Su linda muchacha estaba ahora en el suelo, desmayada, bajo el peso de un tío asqueroso que, con los pantalones bajados y la mano en su miembro, iba a atacarla sin que ella quisiera.

Por fortuna parecía haber llegado a tiempo de que pasara a mayores, pero aún así eso no debiera haber sucedido.

- ¿Qué coño quieres, hijo de puta? ¿Quieres participar en la fiesta? Pues búscate a otra! - le espetó el que cojía a Tsukushi por las muñecas, mientras otros dos se levantaban y le amenazaban con los puños.

No dijo ni una palabra, pero, de una patada, tiró a esos dos al suelo, y con la mano en garra, sacó al desgraciado que estaba atacando a SU Tsukushi, reventandole la mandíbula con el puño libre.

- Tú hoy mueres, desgraciado. - gruñó, estampando su cabeza contra el suelo arenoso. - Y vosotros... dadme un momento... que ahora os destrozaré a vosotros...

El más joven, al parecer, salió corriendo, muerto de miedo al ver la cara desencajada del hombre ; estaba seguro de que si se quedaba allí, acabaría en el suelo inerte.

Los otros dos se abalanzaron sobre él, uno sujetandole como podía y el otro sacando velozmente de su bolsillo trasero algo que brilló bajo la pálida luz de la luna, que había emergido sin que se dieran cuenta.

Amore Mío 5



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