miércoles, 1 de agosto de 2012

Desengaños


Ron entrecerraba los ojos, doloridos, intentando enfocar el paisaje que tenía delante.

Se había levantado por fín de donde descansaba, apoyándose como buenamente podía en la pared rocosa, que resbalaba por la humedad que se había pegado en sus rocas, trasformándola en una superficie helada.

Empezaba a sentir frío, y el cuerpo se le entumecía, así que se decidió a ponerse en pie.

-" Ufff... tengo la espalda hecha polvo, ¡¡dichoso banco!!! ¡¡Se me ha clavado en las costillas!! "- pensaba Ron, de malhumor. –"Mejor me voy a dormir a cualquier parte que no sea mi habitación. No quiero que nadie me vea así, no quiero dar ninguna explicación..... ¿Qué estará haciendo Hermione?" –

No quería pensar en ella, pero la tenía en mente a cada momento, y a poco que se despistara, ella afloraba en sus pensamientos. Esto le molestó nuevamente, arrancándole un bufido de malestar.

-"Maldita sea, ¿porqué pienso aún en ella? Me ha dejado plantado y sigo siendo tan tonto como para que me preocupe.... No tengo remedio... "

Caminó a trompicones por el pasillo, mientras se intentaba apoyar en la pared y los cantos ; sus pies no coordinaban demasiado bien, y sus piernas estaban dormidas, el desagradable cosquilleo de la sangre volviendo a fluir por sus venas lo estaba volviendo loco, así que decidió pararse en cualquier sitio para poder volver un poco a la normalidad.

-" Uuuuf, ¿y esto les gusta a los muggles? ¡¡No lo entiendo!! ¿Cómo pueden beber hasta hartarse, si lo único que hace es que tu cuerpo no te responda? "- refunfuñó mientras se acercaba al dintel que enmarcaba el espacio donde habían colocado un escondido jardín, donde los alumnos se refugiaban de los profesores y disfrutaban de un tiempo a solas con ellos mismos o con sus parejas.

Se agarró con desespero al saliente de la roca, empujando su cuerpo hasta el dintel, donde se apoyó, respirando con la boca abierta, fatigado por llevar un cuerpo cansado que no respondía como quería.

Levantó la vista, mirando alrededor, intentando enfocar la vista, que se le nublaba por momentos.

A unos cuantos metros reconoció las siluetas de un par de personas, que estaban muy juntas, en actitud cariñosa. Sonrió con desgana, seguramente ya habrían parejitas que se habrían escapado de la fiesta para estar a solas y aprovechar el poco tiempo que quedaba en la escuela.

Se preguntaba qué era lo que estaban haciendo los profesores en aquellos momentos, sorprendido de que no hubiera ninguno reconociendo el territorio, amargando la vida a los que encontrase escaqueados.

Ni siquiera el señor Filch y la desagradable señora Norris estaban allí, o por lo menos él, con el tiempo que había pasado tirado como una colilla en el banco, no le había visto aparecer por ninguna parte. Tal vez el castillo era demasiado grande, pero el señor Filch se conocía muchos de los pasadizos secretos que envolvían la estructura de la mansión, y además, con la fiesta él debería estar por las inmediaciones, para vigilar.

Quien sabe, tal vez estaba encerrado en su cubículo, enfurruñado y rabioso maldiciendo a los demás, y maldiciéndose por ser un squib.

Ron descansó la vista por unos minutos, atento a los sonidos que lo envolvían. Respiraba pausadamente ; notando que su cuerpo necesitaba descanso. Pensó en posibles lugares donde poder descansar lejos de las miradas y preguntas avariciosas de los demás, así que pensó que sería buena idea salir del colegio, a pesar de que era demasiado tarde. Ni pensaba en que estaba prohibido, ya que no había sido la primera vez en que se aventuraba a salir fuera con el toque de queda ; y al ser último día no le importaba si lo encontrasen, no podían hacer nada. O casi.

"Bah, ¿qué mas da? "- pensó Ron, que sólo quería llegar lo antes posible a algún lugar solitario.

Casi se quedó sin respiración cuando escuchó dos voces que reconoció al instante.

Fijó su mirada hacia donde estaba la pareja que antes había adivinado, e intentó fijarse mejor en lo que veía. A pesar de que las sombras los engullían parcialmente, habían claros en el techo del kiosco donde estaban ellos agazapados, por los se deslizaban jirones de luna, que los iluminaban suavemente.

Reconoció a Hermione, abrazada a otro hombre. Y no podía ser peor, estaba con un Slytherin.

Cerró los puños con fuerza, con la súbita sensación de querer aplastar a ese tío, que le estaba robando a su chica.

Aquello lo había casi despejado del todo, y de golpe.

Respiró hondo, y se acercó con paso firme a donde estaban ellos dos.

Hermione abrió los ojos lentamente, mirando a Draco, que a su vez la miraba dulcemente. La acariciaba con ternura, suavemente, dejándose llevar por lo que experimentaba su cuerpo.

De pronto, ella se alarmó ; escuchaba el ruido de unos pasos que se acercaban, y miró hacia el sitio de donde provenían, para encontrarse frente a frente con Ron.

Pegó un bote cuando le vió ; le asustó, pues la cara del muchacho estaba descompuesta. Los ojos, enrojecidos e inyectados de un odio que nunca había visto en él, los miraban fijamente, y apretaba los puños con tanta fuerza que se estaba clavando las pocas uñas que tenía en las palmas de las manos, por las que resbalaba finos hilillos de sangre.

Respiraba agitadamente, encorvándose sobre sí mismo, como si fuera a saltar sobre ellos, dispuesto a atacar.

Draco se levantó, protegiendo a Hermione, que estaba paralizada en su sitio, sin dejar de mirar a Ron, que no parecía para nada el mismo.

El rubio dibujó una sonrisa en su rostro, mirándole con suficiencia, mientras se reía por lo bajo.

Weasley... ¡¡Mírate!! ¿Qué te ha pasado? Pareces un animal... jajajajajajaja... -

No tuvo tiempo a decir nada más, porque Ron le golpeó con fuerza con el puño, aplastándole la nariz, que estalló con un ruido sordo.

¡¡Ahbhhhh!! – exclamó Hermione, asustada, poniéndose de pie, haciendo ademán de moverse.

Qué-da-te-a-hí.... – le dijo Ron, remarcando las palabras con rudeza, mientras le echaba una mirada que se le clavó como puñales en su interior.

Te vas a enterar, ¡¡mal nacido!! – espetó Draco, que se abalanzó sobre él, golpeándole en la mandíbula, haciendo que escupiera sangre. - ¡¡Te arrepentirás de haberme puesto la mano encima!! ¡¡Haré que te expulsen, pelo paja!! ¡¡Acabarás siendo como el fracasado de tu padre!! –

Ron seguía cavándole los puños allá donde pudiera, intentando hacerle todo el daño posible, y sin importarle recibir a cambio.

Hermione corrió hacia ellos, olvidando su propia seguridad, intentando acabar con todo aquello.

¡¡Parad ya!! – gritaba con temor y nerviosismo - ¡¡Dejad de pegaros de una vez!! ¿Qué estáis haciendo? –

¡¡Cállate, puta!! ¡¡Después nos las tendremos tú y yo!! – rugió Ron, que estaba totalmente fuera de sí. Los efectos de la bebida le habían hecho efecto, subiéndosele a la cabeza, embotándole los sentidos, transformando sus frustraciones y sus miedos en algo mucho más violento.

Hermione lo miró con pena pero también con rabia. ¿Cómo se había atrevido a gritarla y a insultarla?

Pero antes de que pudiera decir nada, Draco se le adelantó.

¡¡Hijo de puta!! ¡¡Déjala tranquila de una vez!! ¿No ves que está harta de ti? ¿¿Cómo se te ocurre insultarla?? Eres un niñato estúpido... ¡¡¡que nunca podrá conseguir algo tan hermoso como ella!!!! Acéptalo, ¡¡tú no eres nada!! –

Ron aplastó con fuerza la cara de Draco contra la tierra húmeda, con ansias de que callara de una vez, pero Hermione lo agarró de las manos, y tirando de ellas, consiguió que el chico dejara de hacer fuerza, que la tiró al suelo, empujándola.

¡¡¡¡Así que era con él con quien querías estar!!!! -le dijo con rabia - ¡¡¿Y YO QUÉ?!! ¿¿Qué he sido yo durante este tiempo?? ¿Esque te has reído de mí, bruja? ¿No soy lo suficientemente bueno para ti que te tienes que ir con la peor calaña? ¡¡Eres una.... – paró en seco, al sentir una bofetada de la chica, que lo miraba con lágrimas en los ojos.

¡¡Estoy HARTA de TI y de tus estúpidos celos!! ¡¡De tu comportamiento y de que siempre desconfíes de mí!! ¡¡Por lo menos Draco es un hombre, y estoy segura de que será mucho mejor que tú... don nadie!! – le espetó, arrepintiéndose al momento de lo que le había dicho.

Pero ya no había solución, Ron la miraba con los ojos hinchados y cristalizados, las lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento, y se negaba a que lo vieran mostrándole su debilidad.

Está bien, por mí ya puedes morirte. Que te aproveche esa sucia serpiente ; y que te haga todo el daño que pueda. – las palabras gorgoteaban de su boca, sintiendo cómo le abrasaban.

La abofeteó, dejándole la mano marcada, mientras la miraba con asco. Escupió al suelo, mirándola a ella y a Draco, que a duras penas podía tenerse en pie, mareado al haber perdido tanta sangre y al olerla, y giró sobre sus talones, llorando silenciosamente.

No se reconocía, no pensaba que hubiera podido hacer todo aquello ; mas ya no podía lamentarse. Le dolía haberla visto con él, y tampoco la reconocía. Creía que en todo el tiempo que habían estado juntos la había llegado a conocer, pero estaba claro que se había llevado una idea equivocada.

-Ojalá nunca te hubiera conocido ; ni me hubieras engañado ni te hubiera amado tanto. Dudo que nadie te quiera... tan estúpidamente.... como yo... - dijo entre susurros entrecortados, que ella escuchó claramente, y que la herían sin remedio.

Ron echó a correr, con los dientes apretados, y se perdió entre las sombras, al tiempo que Hermione salía a su encuentro, que se quedó en el dintel, observando la negrura impenetrable del pasillo por el que aquel chico se había perdido....


Capítulo 08 El amor y el deseo tienen múltiples caras

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