jueves, 2 de agosto de 2012

Necesidad

Necesidad

Capítulo 12

Riendo como una colegiala y sin temor a nada, escapaba de los brazos de Tsukasa, que había salido en pos de ella, y la había cercado justo contra una puerta.

La miró con ojos de lobo, y la atrajo hacia sí mismo una vez que estuvo suficientemente cerca de ella, rodeándole la cintura con un brazo, mientras que con la mano libre encontraba el pomo de aquella puerta… la abría y echaba a andar guiando a la muchacha, que no dejaba de reírse en sus brazos, y buscaba sus labios, y le mordía, juguetona.

- Deja de hacer es o juro que te como aquí mismo… - gruñó, pensando que sería una lástima, porque, estaban tan cerca de su objetivo..

- Cómeme.. Venga… ¿O esque no te atreves?.. - empezó a chincharle, deseando febrilmente que volviera a poseerla.

Te deseo tanto.. - pensó, ya sin importarle que él lo leyera en sus ojos. - Hazme tuya ahora, ya, ¡¡YA!!

Se había convertido en una necesidad para ella, y siguió con sus mordisquitos, entreteniéndose en el lóbulo de la oreja de su chico… sabiendo que aquello le excitaba sobremanera.

Sonrió al oír el gemido que Tsukasa dejó escapar, y esperó impaciente a que se abalanzara sobre ella.. Y no tardó demasiado en hacerlo.

Tsukasa gruñó un poco más alto, molesto porque ella no dejaba de excitarle, y la cojió en brazos, entrando con ella a la gran bañera que había en medio de aquella habitación…. Y esque la había encerrado en el baño, una pieza no tan grande cómo las que solían encontrarse repartidas en toda la mansión, pero que cumplía a la perfección su misión.. Incluso aquella.

El agua, preparada desde hacía ya mucho tiempo, seguía permanentemente en una temperatura agradable, así que la dejó en el agua, con cuidado, sentándola a ella primero, y aprisionándola contra la pared de aquella bañera, que tenia más aspecto de piscina que lo que era.

Volvió a colocarse ante ella, colocándola de forma que su pelvis quedó por encima de la del chico, y quedó arrodillado, sin notar el más leve peso del cuerpo de la muchacha.

Se dedicó a ponerla de los nervios, acariciándola, dejándose morder los dedos, chupar incluso, y aunque notaba cómo su miembro se volvía más duro y juguetón, tomaba aire, se mordía los labios y seguía con su cabezonería… fingiendo no sentir tanto deseo como para poseerla ya, ahí mismo… disfrutando de todo lo que ella le daba, y sonriendo como un diablo, haciendo que ella perdiera la paciencia y la cabeza.

- Quiero que me lo digas… - susurró, deseando que ella lo gritase.


Cuerpos

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