Ginny corría por los pasillos, mirando de tanto en tanto tras de sí.
Confiaba en haberle despistado, y se apoyó contra el muro, tragando bocanadas del aire que hacía ya tiempo que le faltaba.
Ginny! Dónde DEMONIOS te has metido ? – oyó la voz familiar, y dio un brinco del sobresalto.
El destello rojizo bajos los rayos del sol le confirmó que aún no estaba en lugar seguro, y se preparó para salir corriendo otra vez.
Dobló el recodo que la separaba de los pasillos malditos, y se dio de bruces contra algo duro que la hizo trastabillar y caer sentada al suelo del rebote.
Qué es lo que está haciendo, señorita Weasley ? –
Una gélida mirada la traspasó, y en ese mismo momento Ginny sintió que había cavado su propia tumba.
Sabe que por los pasillos no se puede ir corriendo como animales. Y¿qué es esa mirada de desafío? – Snape parecía pasárselo de lo lindo, sabiendo que tenía a Ginny en un puño.
Ginny ¡ Sé que tienes que estar cerca ¡ No te ESCONDAS ! –
La voz sonó demasiado cerca, y Ginny se llevó las manos a la cabeza, que ya empezaba a dolerle con tanta presión.
Maldita sea ! ... ¡ El que faltaba ! – murmuró entre dientes.
Snape entornó los ojos, sonriendo complacido por los dos castigos que iba a imponer, y aguardó pacientemente a que el que gritaba como un descosido hiciera su aparición.
No tuvo que esperar ni cinco segundos, porque el muchacho dobló el recodo, gritando todavía.
Se calló de golpe.
Vio a Ginny sentada en el suelo, con evidente cansancio, y a Snape enarcando una ceja y sonriendo maliciosamente.
50 puntos menos para Griffyndor ! – silabeó lentamente – Para cada uno... – aclaró, viendo el gesto de dolor del chico.
Pero eso es injusto! – exclamó Ginny, que sabía que se jugaba mucho más que unos pocos puntos al replicarle.
Snape la miró con un brillo endiablado en los ojos, y volvió a recitar :
50 puntos menos para su casa, para CADA UNO. Y un castigo añadido. 2 semanas redactando resúmenes de los libros más aburridos de la biblioteca común. Serán llevados a una sala pequeña y sin ninguna distracción, y allí deberán pasar 5 de sus horas vespertinas...
Concluyó con una gran sonrisa, de oreja a oreja, y sin más hizo un gesto desdeñoso y les observó, intimidándoles.
No hace falta, ya puedo yo solita ! – le gruñó Ginny al chico, cuando la intentó ayudar a levantarse.
Sin mirar a Snape, se dirigieron al pequeño patio interior, cruzando hacia el otro lado y enfilando unas escaleras que se perdían en un estrecho hueco.
Ginny apretó el paso, subiendo los peldaños de dos en dos, sin tener en cuenta al muchacho, que empezaba a resoplar de enfado.
Espérame - le dijo, con voz cansada, a loque Ginny subió los peldaños con más brío.
Que me esperes ! Ginny ! - gritó sin aliento, cogiendola del brazo.
Una pequeña mano voló, y chocó contra la mejilla del chico, que se quedó por un momento estupefacto.
Que me dejes en PAZ ! Estoy harta de tí, y de que me sigas a todas partes ! No puedes entender que ya no soy una niña ? No te necesito para NADA ! - su dura mirada le recriminaba por algo que no entendía fuera tan insolente.
La muchacha lo miró por un momento con furia, y, girando sobre sí misma, echó a correr, desapareciendo de allí.
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